La interminable cadena de errores del gobierno en su torpe combate al coronavirus ha terminado contagiando al MEF y a la gestión de María Antonieta Alva, que a estas alturas empieza a mostrar que su plan de reactivación tiene un zócalo agrietado y unas bases más imprevisibles que las fricciones entre la placa de Nasca y Continental.
Este fin de semana, Diego Macera (Perú 21) señaló que en el Perú se espera una caída anual del 15% del PBI, ¡en un escenario optimista! y plantea que “los peruanos merecemos una explicación de por qué nuestro PBI cae 4 veces más que el de otros países de la región”.
En Correo, David Tuesta estima una caída del 10% y un crecimiento de la pobreza del 8%, es decir, 10 años de reducción de este flagelo tirados al tacho de basura en apenas tres meses.
Según el Banco Mundial, nos espera un decrecimiento del 12%, que constituye “el segundo más profundo de América Latina y el Caribe solo detrás de Belice”. ¿Es todo culpa del odiado COVID-19? Es evidente que algo no cuadra entre las condiciones previas y la solidez macroeconómica que exhibía el Perú, comparados con otras economías de la región, y su estrepitoso desplome.
Es elocuente también que las cifras calamitosas del 2020 no se condicen con los miles de millones extraídos del tesoro público, el ahorro venerado por tantos años, las preciadas joyas de la abuela hipotecadas a un plan que ¿hace agua? Cómo es posible -preguntamos al MEF- que Argentina, que acaba de caer en default, prevea una caída (7,3%) menos grave que la del Perú. ¿O que las expectativas de Guatemala (-3%), El Salvador (-5.4%) o Haití (-3.5%) tengan más oxígeno -permítanme el sarcasmo- que la que hasta hace poco era considerada una economía modelo de la región? ¿Por qué -seguimos preguntando- Brasil (8%), México (-7.5), Colombia (-4.9%) y Chile (-4.3%) nos superan con alevosía y ventaja? ¿En qué momento se jodió, más que otros, el Perú?
Tocamos las puertas de Alva para que responda, además, por qué fue que en todos sus planes de reactivación no se consideró al sector informal, un pulmón de la economía que abarca al 70%-75% y que aún sigue sometida a varas de goma y a humillantes decomisos en su recorrido diario entre el hambre y la desesperación. Toc, toc, ministra, esperamos sus respuestas.