Dentro de unos días se verá si el séptimo retiro de fondos de las AFP, aprobado por el Congreso en uno de sus tantos plenos para el olvido, ha sido la cortina de humo necesaria para bajar la intensidad de la crisis política que el país vive y levantar un poco la aprobación, por los suelos, tanto del Legislativo y el Ejecutivo.
Entregar dinero siempre es un buen maquillaje para este tipo de situaciones y más si se hace quitándole los fondos a unas entidades, como lo son las Administradoras de Fondos de Pensiones, que generan animadversión en los ciudadanos que mes a mes ven cómo una parte del dinero que les cuesta tanto ganar es retenida con la excusa de una pensión de jubilación que, usualmente, es de escasa.
No abona a la estima de las AFP que, cuando las inversiones que hacen van mal, el que pierda dinero sea el cliente mientras ellas siguen teniendo ganancias.
Es necesaria una reforma del sistema de pensiones, qué duda cabe, pero no se debe hacer de la manera que intentó el fujimorismo el jueves, de contrabando y amarrándola a un retiro de fondos que era más que requerido por la poca población que aún tiene dinero en sus fondos.
El problema es que entregar dinero no soluciona la crisis y solo beneficia a cierto porcentaje que tiene la suerte de contar con un empleo formal. Así las cosas, si no se cambia algo, vamos camino a un octavo retiro y más.