En el año 2013, con motivo del debate de la nueva ley universitaria, expresé mi desacuerdo con la eliminación del bachillerato automático y lo reitero nuevamente frente al proyecto de ley de la comisión de educación que propone ampliarlo para el periodo 2022-2023 modificando la decimocuarta disposición complementaria transitoria de la Ley Universitaria 30220.
Me pregunto ¿por qué no hasta el 2030, hasta que desaparezcan las trayectorias universitarias actuales en el Perú, a tono con el siglo XXI, cuando la educación superior de 10 semestres haya sido desplazada por las microcarreras de pocos ciclos cursados a ritmo personalizado, y certificaciones de empresas formadoras a título propio como Google, Miicrosoft, Amazon, etc? ¿Qué sentido tiene decirle a un egresado de 5 años de universidad que sus estudios no lo califican para nada si no hace una tesis para la cual muchos no se sienten preparados?
Si saber investigar debe ser parte de la rutina de aprendizaje en la universidad, ¿por qué no está incorporado de manera natural a los 10 semestres de la carrera? ¿Hay doctores capaces de asesorar 100,000 tesis al año?
Ya es hora que nuestras autoridades y políticos, particularmente los de la comisión de educación, empiecen a mirar el futuro y quiten las anclas del pasado. El mundo de sus hijos y alumnos no es el mismo en el que se criaron y estudiaron ellos, mucho menos lo será el futuro, por lo que insistir en reproducir las fórmulas del pasado lo único que garantizará es que los dejarán indefensos para que puedan desempeñarse exitosamente como técnicos o profesionales en el futuro.