Israel es una república parlamentaria, su presidente cumple un papel testimonial y ceremonial. El gobierno, ejercido por el primer ministro, lo aprueba el parlamento unicameral (Knesset) de 120 miembros.
El partido político Likud con su primer ministro, Ariel Sharon, reconoció la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y accedió a la evacuación de algunos asentamientos. Hoy la actitud es diferente. El actual premier, Benjamín Netanyahu, rechaza toda aproximación a la ANP por “su apoyo al terrorismo”.
Tras 39 días de guerra entre Hamás que gobierna la Franja de Gaza, territorio palestino, y el Estado israelí, los muertos israelíes suman 1,200 muertos, además de 200 rehenes en manos de Hamás. Los continuos bombardeos y una reciente invasión terrestre de Israel han ocasionado la muerte de más de 10.000 palestinos en Gaza, según las autoridades de la Franja controlada por Hamás causando un daño devastador en su infraestructura.
La situación actual muestra una ofensiva desproporcionada y cruel de Israel contra los habitantes de la Franja de Gaza. La mayor parte de víctimas son población civil, niños y mayores de edad. En correspondencia con las declaraciones de las altas autoridades israelíes, los ataques y bombardeos israelitas son absolutamente desproporcionados y apuntan a desaparecer a la población palestina gazatí, son verdaderos crímenes de guerra. Mientras tanto los gobernantes de los diversos países, salvo excepciones, callan en siete idiomas.
Este bombardeo criminal de Israel cuenta con el apoyo de Estados Unidos el que, haciendo uso de su derecho de veto en la ONU, impide aprobar las resoluciones de condena contra esta masacre. Ninguna provocación lo justifica.
Demandamos el cese de las acciones bélicas y se abra paso a negociaciones de paz sobre el reconocimiento a la existencia de ambos Estados: Palestina e Israel, y nuestra Cancillería debe pronunciarse exigiéndolas.