Como en todas las fiestas de Navidad y Año Nuevo, este año expresaremos nuestros deseos más genuinos para una buena vida personal, familiar y social. Seguramente que, esta nochebuena y la del año nuevo 2025, pediremos individual y colectivamente gozar de buena salud física, mental y social. Anhelo que es reiterativo en los momentos más significativos de nuestras vidas porque como dice el dicho popular “habiendo salud se puede estudiar, trabajar y prosperar”,
Sin embargo, sin temor a equivocarme por la ola de criminalidad (sicarito, extorsiones, robos, etc.) que configura una preocupante “inseguridad ciudadana”, uno de nuestros deseos será que esta lamentable situación disminuya y termine con una acción decidida de las autoridades nacionales, regionales y municipales. Esto es parte de un anhelo amplio de construir “ciudadanía plena”, es decir, cívica .ambiental, política, de seguridad en las vías, en las calles y en los negocios, así como de prevención e intervención ante riesgos naturales.
Un deseo, no lo dudo, es que haya valores personales y ética pública, y que no haya “impunidad” para nadie, lógicamente, para varios dirigentes del Poder Ejecutivo, el Congreso y la sociedad y, por cierto, para un grupo de fiscales y jueces politizados. Y es que estas autoridades deben dar el ejemplo permanente. Los niños y adolescentes aprenden con comportamientos ejemplares en una sólida educación ciudadana y cívica que nos compromete a todos.
Hay una aspiración genuina. Me refiero a la prosperidad y productividad de las personas y colectividades, en un contexto de equidad e inclusión, donde todos a lo largo de la vida, podamos desarrollar un buen proyecto personal y familiar en un país con crecimiento y desarrollo económico, humano y sostenido. ¡Feliz Navidad y buen año nuevo 2025!