Es de esperarse que apenas concluya en Lima la reunión de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), la presidenta Dina Boluarte decida refrescar su alicaído gabinete que hace agua hace tiempo y de paso está hundiendo la está hundiendo a ella misma, al extremo que en cualquier momento podría quedarse sin el respaldo de ciertas bancadas y congresistas que la mantienen con vida.

Imposible seguir con ministros como el de Economía y Finanzas, José Arista; y Energía y Minas, Rómulo Mucho, que hasta donde se sabe son opuestos a que el comunista Alejandro Narváez haya tomado las riendas de la quebrada Petroperú, donde los sindicalistas deben estar más que felices de que todo seguirá igual, es decir, que se les seguirá inyectando dinero de los bolsillos de todos los peruanos.

Otros que deberían alejarse son, sin duda, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, el que insiste en que los audios grabados por su examigo “Culebra” son adulterados aunque sin mostrar pruebas; y el titular de Educación, Morgan Quero, ya conocido por sus posturas que más llaman a la indignación, como sucedió ante el caso de las niñas awajún y la suspensión de clases presenciales ante la cumbre APEC.

Si la mandataria quiere tener oxígeno y durar lo más posible, que proceda a dar aire a un gabinete que en gran parte es un pesado lastre que la afecta a ella y, especialmente, a todo el país.