Faltan 18 meses para las elecciones generales pero algunos medios y encuestadoras lanzan prematuramente “proyecciones” de posibles resultados presidenciales. Después de analizar estos primeros números solo puedo decir que tenemos una primera foto de candidatos chicos. Ni uno sólo, ni uno, logra asomarse a los números de elecciones anteriores. En 2006 los resultados fueron: Humala (30.62%), Alan (24.32%) y Lourdes (23.81%). En 2011 los resultados fueron: Humala (31.70%), Keiko (23.5%) y PPK (18.51%) ¿Qué pasó desde ese momento hasta hoy para que el “primer lugar” tenga un máximo de 12%? ¿Qué pasó para que las encuestadoras hablen de “futuros presidenciables” que tengan 8, 4 o 3%?
La dispersión es un factor, pero la realidad es que los partidos o alianzas han fracasado en generar unidad frente a los verdaderos intereses ciudadanos. Los candidatos grandes, de antes, buscaban grandes bloques sin miedo a liderazgos concurrentes, sin tibieza, sin temor a la diferencia. El elector entendió claramente que votar por uno o por otro era defender ideas, planes de gobierno y equipos políticos. Hoy por hoy, nadie sabe que cosa piensa un candidato u otro. Peor aún, qué defienden o a quiénes llevan cada partido.
Los candidatos han abandonado la grandeza y se han dedicado a problemas chicos: en lugar de enfrentar los problemas de los peruanos, en lugar de diferenciarse y marcar líneas innegociables, en lugar de reconocer su identidad ideológica, se han dedicado a pensar en sus ubicaciones en las listas, han preferido entibiarse y aliarse con quien sea con tal de “crear gobernabilidad” y han tomado la triste decisión de indefinirse. Los candidatos se achicaron apenas abandonaron todo lo que los hacia grandes. El 2026 será de quienes cambien este complejo de pequeñez.