No contenta con llamar a la “insurgencia” desde un evento público en Cusco, la eterna candidata izquierdista, Verónika Mendoza, ha insistido en su lamentable pedido, y digo lamentable porque quien aspira gobernar un país, lo que implica respetar las leyes y la institucionalidad, no puede estar haciendo en ridículo ni dándoselas de agitadora de plazuela al tratar de desconocer un gobierno que guste o no, es legítimo, y que, además, ella misma pidió respaldar en las elecciones del 2021 e incluso después.
Para agitadores de feria dominical convertidos en presidentes, ya tuvimos a Pedro Castillo, quien de sindicalista intransigente, petardero, tirapiedras y quemallantas pasó a ser jefe de Estado con los resultados que todos conocemos. Así que los peruanos deberíamos estar curados de quienes creen que se pueden imponer por la fuerza de las turbas y la mancha en las calles. ¿Recuerdan a Aníbal Torres, quien siendo premier pedía levantarse contra los que se oponían su corrupto jefe?
Mendoza ahora llama a levantarse contra un gobierno que es legítimo porque es producto de la sucesión constitucional. ¿Dónde está la usurpación? Además, la eterna candidata debería recordar que ella ha sido soporte para la elección de Castillo, quien traía en su plancha a Dina Boluarte. ¿O ha preferido olvidar semejante patinada política? Antes de llamar a la insurgencia o a marchas a las que sin duda irán cuatro gatos, mejor que vaya a visitar a Barbadillo a su antiguo socio.
No se puede ser tan caradura y sinvergüenza. El oportunismo electorero está haciendo que la señora Mendoza ahora aparezca como “asqueada” de un gobierno que… ¡ella llevó al poder! Se presenta como la “salvadora” de una situación que está como está por su responsabilidad. Que asuma su voto y espere hasta el 2026 para ver si la eligen o la mandan a su casa como sucedió en 2016 y 2021. Pero eso tendrá que resolverse en las urnas, y no a punta de pedradas y palazos en la Plaza San Martín.
Una persona sin experiencia laboral conocida, que ha sido socia de corruptos de gran calibre como Vladimir Cerrón y “Goyo” Santos, que ha cargado las agendas de la corrupción como secretaria de Nadine Heredia, y que a falta de argumentos y propuestas viables, pretende hacer “política” desde la “insurgencia” y la revuelta en la plaza, no puede aspirar a ser presidenta de un país con ciudadanos que merecen respeto luego de tanto impresentable, ladrón y sinvergüenza en el poder. Valorémonos como peruanos.