Desde que llegó al gobierno Dina Boluarte busco despercudirse de Perú Libre y su líder Vladimir Cerrón. Aprovechando la “solidaridad” de Cerrón con Pedro Castillo, logró engañar a muchos peruanos al venderse como una opción diferente. La realidad es que Dina pudo dejar atrás sus vínculos temporales con Castillo, pero jamás tuvo opción de abandonar a Cerrón. Esto porque la fórmula presidencial perulibrista cometió dos delitos durante su campaña: Financiamiento ilícito de campaña y lavado de activos. Esto al haber recibido para su campaña presidencial millones de soles provenientes de Los Dinámicos del Centro.
El gobierno de Dina Boluarte evitó hacer una depuración de funcionarios en el Poder Ejecutivo. Los cambios ministeriales respetaron cientos de trabajadores nombrados por Cerrón en el gobierno de Castillo, todo esto mientras la alianza Fuerza Popular y Alianza para el Progreso garantizaba la sobrevivencia política de la presidenta y le daba oxígeno a Cerrón en el Congreso entregando la vicepresidencia al hermano del prófugo.
Los ademanes y montajes de una supuesta “persecución” a Cerrón desde el Ministerio del Interior son un gran engaño. El objetivo de Dina y sus ministros es la sobrevivencia hasta el 2026. Si Cerrón es capturado la cabeza de Dina rueda y todos pierden el poder. Pero la verdad va saliendo a la luz y apunta directamente a Palacio. Los audios de Santiváñez han abierto una caja de pandora: ¿Dina transportó a Cerrón en el auto presidencial para garantizar su fuga? ¿Dina permite que 20 agentes de inteligencia cubana protejan a Cerrón? Pronto se sabrá todo y Dina tendrá el mismo fin que su patrón.