Conversaba sobre esto con un buen amigo. Frente a la urbanización desordenada, el crecimiento económico y lo distintos intereses de los grupos económicos y sociales que conviven en un territorio, ¿cuál es la verdadera voz de las ciudades?, ¿son las voces que frecuentemente escuchamos las que nos representan?

El Callao es un claro ejemplo de ciudad sin voz. Probablemente las infraestructuras más importantes del país se han desarrollado (y siguen desarrollándose) en su territorio: el aeropuerto internacional Jorge Chávez, los dos muelles del puerto del Callao, la Línea 2 del metro de Lima y Callao, el antepuerto del Callao, por nombrar algunos. Estos proyectos llevan décadas de planificadas, sin embargo, el entorno, el acondicionamiento urbano y el desarrollo del concepto de ciudad - puerto ha quedado solo en buenos deseos, reclamos y cero financiamientos, generando un impacto negativo en la calidad de vida de los chalacos. ¿Tiene acaso el Callao y las demás ciudades del país el derecho de ser ciudades? Claro que sí.

En países con mayor institucionalidad, la planificación es el principal aliado de los ciudadanos y de las ciudades. ¿Pero qué significa planificar? ¿Significa acaso, hacer listas de proyectos prioritarios y ejecutarlos al caballazo?, ¿significa acaso crear exoneraciones a permisos o procedimientos ad infinitum en vez de corregir los problemas detrás de dicha tramitología?

Lo sucedido en Valencia, España, grafica una realidad que no está ajena a la nuestra: autoridades que hacen caso omiso a los planteamientos técnicos por otro tipo de criterios. La planificación debe ser exclusivamente técnica y debe velar por los intereses de los ciudadanos. Se vienentiempos de importantes proyectos de infraestructura, pero la planificación aún brilla por su ausencia o bien no es respetada.