Desde la cuestionada proclamación del presidente que desgobierna nuestro país, a la fecha, en lugar de gobernar, sigue en campaña. Esto se prueba con los consejos de ministros descentralizados y su propuesta de asamblea constituyente.
La política implica consensos y disensos. Debe ser actuada como un juego de ajedrez, con inteligencia y estrategia. La protección al rey determinará el desenlace del juego. Los compromisos asumidos por el presidente de la República y el primer ministro en los 12 consejos de ministros descentralizados, significan una momentánea y tensa calma. Pero sin temor a equivocarme, en el futuro mediato serán fuente de mayor inestabilidad en la medida que los compromisos asumidos no se cumplan a satisfacción de los ciudadanos involucrados. El presidente ha manifestado que tienen cientos de “actas firmadas”. Se ha comprometido la construcción de colegios, hospitales, universidades, gas, puentes, carreteras y un largo etc.
Solamente en una sesión efectuada con alcaldes el día 19 del presente mes, ha prometido la construcción de más de 1083 puentes y caminos vecinales, obras de agua y desagüe por más de 1200 millones de soles. El mismo día su primer ministro fracasó en su intento de poner fin al conflicto minero de Las Bambas, se comprometen recursos y no se genera inversión fuente de ingresos. Por el contrario, se abandona a su suerte a las empresas mineras del corredor minero del sur.
Según reporte de la Defensoría del Pueblo de febrero último, existen 203 conflictos sociales registrados (157 activos y 46 latentes), sumado a las proyecciones económicas que se ven negativas y el impacto de la guerra en Ucrania que se concibe tendrá incidencia en la seguridad alimentaria, que podría devenir en inseguridad alimentaria, que significa hambre. El horizonte se vislumbra gris. En ese contexto, el populismo no puede ser una forma válida de hacer política. Los perjudicados seremos todos los peruanos. No obstante, en el ajedrez político de seguir prometiendo de todo, la cabeza del rey podría rodar, lo cual sin duda le vendría bien al país. Siga usted, señor Castillo.