En el inicio de la pandemia del COVID-19 a nivel mundial, una reflexión sacudió a las poblaciones sobre lo que acontecía y sobre la prueba que la enfermedad global podía significar para el planeta.

En ese marco de análisis, se señaló que el paso devastador de una epidemia como esta, su carácter ecuménico, la magnitud de sus consecuencias, los cambios en las dinámicas sociales y de convivencia tenían que significar un antes y un después para los habitantes de este universo.

Luego de esto, se dijo, no seremos los mismos. Pero la verdad es que lo somos. Nada cambió. La provisión de vacunas demuestra en estos días que los responsables del mundo están fracasando en el intento que la epidemia pudiese traer al alma humana esa cuota indispensable de solidaridad que nuestra sobrevivencia exige. Que el futuro exige.

Pero lo que se ha desatado es una lucha descarnada por llegar primero a la presa y no ha importado, ni importa, que los más pequeños o desvalidos se queden sin sustento. Ha sido el triunfo más inaudito de la aberración y la codicia.

Según reseña Ojo Público, “Estados Unidos, Canadá y algunos países de la Unión Europea hicieron pedidos anticipados de vacunas a las farmacéuticas responsables de las dosis que les permitirá inmunizar a sus poblaciones en repetidas ocasiones”.

Y añade que el Reino Unido, por ejemplo, podría inocular a todos sus residentes hasta cuatro veces. “El pronóstico para la mayoría de los países en vías de desarrollo es funesto. Por los límites en la producción, recién podrán obtener vacunas en el 2024”, sentencia.

Las Naciones Unidas, y su organismo para la salud, la OMS, son un elemento decisivo de este fracaso, del inobjetable triunfo del egoísmo y la confirmación que el mundo seguirá con sus hambrunas, sus pestes y devastaciones.

El COVID-19 y el comportamiento de los gobernantes de los países más ricos del planeta constituyen la ratificación que tras esta enfermedad delirante, el pesimismo debe invadirnos y no debemos albergar ninguna esperanza sobre el futuro y la supervivencia de la raza humana.