La investigación sugiere las generaciones se están volviendo menos creativas. Michael Easter (Universidad de William&Mary) analizó 300.000 puntajes del Torrance Test -usado para evaluar la creatividad- encontrando que éstos vienen cayendo desde los años 50.
Por otro lado, los científicos del Centro de Investigación Económica Ragnar Frisch de Noruega analizaron unas 730.000 pruebas de coeficiente intelectual administradas a hombres noruegos antes de su servicio militar obligatorio de 1970 a 2009, encontrando que los puntajes de coeficiente intelectual promedio estaban disminuyendo. Cada generación de hombres noruegos parece estar obteniendo alrededor de siete puntos menos de su coeficiente intelectual (https://www.inc.com/jessica-stillman/we-are-all-getting-dumber-new-science-proves-no-one-is-sure-why.html)
Los científicos creen que saben por qué. Culpan a nuestras vidas apresuradas, sobreprogramadas y a cantidades cada vez mayores de (tiempo) interactuando con dispositivos electrónicos de entretenimiento. Sostienen que estamos demasiado ocupados y entretenidos para que florezca la creatividad. Falta tiempo para abrir la mente, pensar libremente, hacer largas caminatas, descomprimirse mentalmente, que es precisamente lo que exige la creatividad y que es una práctica común de los grandes científicos. Es importante poner límites razonables en el uso de la tecnología pasiva, variar la rutina, salir a caminar, preocuparse por el estilo de vida sedentario, la adicción a las pantallas y el consumo de comida chatarra que podrían estar deñando las capacidades de nuestro cerebro.