Los principios de división del trabajo y especialización han sido inteligentemente comprendidos por las organizaciones criminales que, esparcidas a lo largo y ancho de nuestro territorio, vuelven injustamente hostil la vida cotidiana de los ciudadanos. Las asociaciones criminales operan con esquemas organizacionales metódicos, y no abarcan todo el espectro delictivo, sino que tienden a la especialización; unos convirtiéndose en expertos criminales de la extorsión, otros; en trata de blancas, y así sucesivamente. La criminalidad en el Perú asciende vertiginosamente, perjudicando el libre desenvolvimiento del pueblo trabajador y destruyendo la tranquilidad interior. La paz doméstica y la armonía social son deberes irrenunciables del Estado, y en concreto, “el velar por el orden interno”, de acuerdo a las obligaciones y atribuciones que emanan de nuestro ordenamiento constitucional, le corresponde al jefe de la República. Vigorizar la inteligencia policial es la mejor manera de disminuir la tasa delincuencial y recuperar el orden interno. Se dice con frecuencia que la inteligencia policial ya venció a un enemigo mayor y brutal que, además operaba en la clandestinidad, nos referimos a Sendero Luminoso (SL). ¿Por qué entonces las organizaciones criminales presentan mayores dificultades para su desarticulación? Es cierto que SL era una organización subversiva que tenía propósitos políticos, y que ahora los grupos criminales son múltiples, atomizados, distintos entre sí y responden a intereses diferentes. Ahora bien, si la inteligencia policial derrotó a SL, sobran razones para suponer que podrán desintegrar a la nueva ola criminal.