Ayer en este espacio me quedó cortó con mi crítica al Ministerio Público tras haber dejado en libertad a tres detenidos, uno de ellos menor de edad, por estar detrás de la toma de la Panamericana Sur en la zona de Barrio Chino, en Ica, pues más tarde se supo que nuevamente la Fiscalía, esta vez en alianza nefasta con el Poder Judicial, dejaron libres a todos los extranjeros que fueron capturados por la Policía Nacional con drogas y armas dentro de una guarida en Pachacamac.

Lo cierto es que este tipo de fiscales y jueces se han convertido en un peligro para todos los peruanos que exigimos poner tras las rejas a gente peligrosa como los capturados en el llamado “Bunker de Pachacamac”. Cómo serán de impresentables estos sujetos, que a los pocos días de estar nuevamente en las calles gracias a los “ilustres” magistrados del Perú, uno de ellos disparó contra dos policías que buscaban arrestarlo nuevamente, esta vez en San Juan de Lurigancho.

O estos jueces y fiscales son unos tremendos incompetentes, o se han convertido en cómplices de los delincuentes a los que deberían mantener tras las rejas para preservar la integridad de los ciudadanos, que es a quienes se deben como servidores públicos. En el caso de los detenidos en Pachacamac, ¿qué más evidencias querían los fiscales y jueces que los devolvieron a las calles? Por eso, es de esperarse que estos magistrados sean investigados y sancionados por su mal trabajo.

Muy comprensible el malestar expresado frente a estos hechos, tanto por la presidenta Dina Boluarte como por el premier Alberto Otárola, pero más entendibles es lo que sienten los policías que se juegan la vida arrestando revoltosos y maleantes, para que gracias a magistrados ineptos y cómplices, sus detenidos estén a los pocos días en las calles riéndose de los agentes y encima disparándoles. Desde este espacio, mi solidaridad con los custodios burlados por el sistema de justicia.

En las últimas horas ha quedado claro dónde está el principal problema en la lucha contra la delincuencia: en el sistema de justicia y en especial en el Ministerio Público, que para andar apuñalándose entre fiscales supremos por líos políticos e ideológicos sí sirve, tanto como para dejar libres a maleantes que ojalá nunca se crucen con algún miembro de su entorno más cercano. Con estos magistrados, la lucha contra el crimen estará siempre a la deriva.

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