El Tribunal Constitucional (TC) ha dejado sin piso el mamarracho armado por Aníbal Torres y sus ministros en su loco intento por cerrar el Congreso. Al conceder la medida cautelar a favor del Poder Legislativo en que ordena al Ejecutivo no interpretar que le ha sido negada una confianza que jamás fue debatida y sometida a votación, ha dejado en claro que el régimen de Pedro Castillo ha pretendido dar una pateadura a la legalidad y al orden constitucional.

Ya el TC se había pronunciado sobre las cuestiones de confianza tras la “denegación fáctica” inventada por Martín Vizcarra, Salvador del Solar y todos los que apoyaron el cierre del Congreso en 2019. Sin embargo, el gobierno de Castillo con sus abogados ministros-abogados Torres, César Landa, Félix Chero y Alejandro Salas decidieron interpretar todo al revés y al caballazo para estar cerca de cumplir el sueño de su jefe de desaparecer al actual Parlamento.

Es evidente que el profesor está desesperado ante la posibilidad de ser echado de Palacio de Gobierno, ya sea a través una vacancia o suspensión, situación que podría llevarlo a ser detenido al menos de manera preventiva. Eso es tan claro como que el mandatario se ha conseguido un equipo de ministros incondicionales que están dispuestos a asumir incluso las consecuencias legales de haber suscrito el acta del Consejo de Ministros que ahora el TC ha dejado sin piso.

Con esta cautelar conocida en la noche del jueves, dada por un TC al que nadie puede calificar de “opositor” ni “golpista” si tenemos en cuenta que hace pocas semanas salvó al presidente Castillo por unanimidad de una acusación por traición a la patria, ha quedado al descubierto la entraña de este gobierno y su oscura intención de impedir el funcionamiento del Poder Legislativo que se está manejando dentro de los cauces dispuestos en la Carta Magna.

Lo irónico es que después de esta intentona golpista del Poder Ejecutivo, la premier Betssy Chávez salga a hablar de diálogo y concertación. Sí, la misma que ha nombrado como jefe de su gabinete de asesores a Torres, el padre de toda esta farsa que el TC se ha traído abajo y que más bien debería de llenar de vergüenza a todos esos ministros que se han prestado a un intento de “denegación fáctica” de la confianza en versión 2.0.

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