Pese a tantas evidencias de fraude en las elecciones presidenciales en Venezuela, muchos izquierdistas en nuestro país siguen mirando a otro lado o apoyan decididamente la reelección de Nicolás Maduro. Al margen de la complacencia y la defensa cerrada, a estas alturas, seguir demostrando pasividad ante la dictadura venezolana es sacar credencial de chavista.
Recientemente, algunos congresistas de Perú Libre y sus allegados han intentado legitimar el triunfo de Maduro desde Venezuela, actuando como supuestos “veedores”. Sin embargo, sus declaraciones son meros ejercicios declamatorios que ignoran la opinión mayoritaria de los peruanos, quienes rechazan la tiranía y la falta de libertades en Venezuela. Al respaldar a un gobernante que actúa sin límites, que no rinde cuentas a nadie y que utiliza la represión y la violencia para silenciar a sus opositores, estos representantes de la izquierda están enviando un mensaje claro: desprecian la democracia.
La permanencia en el poder de un régimen autoritario es vista como algo inamovible por los izquierdistas. Aquellos que sostienen visiones rígidas y unívocas, ignorando las lecciones del pasado, se convierten en un peligro para nuestro sistema democrático.
La historia nos ha enseñado que la complicidad con dictaduras solo lleva a la opresión y al sufrimiento de los pueblos.