Las cifras oficiales que nos deja la pandemia en los últimos días nos hacen ver que la segunda ola está en su máxima expansión y que hasta el momento los esfuerzos para evitar los contagios y las muertes no están dando los resultados esperados. Vamos como en los peores momentos del 2020, y eso que los números de la Sala Situacional del Ministerio de Salud no son tan crudos como los que reporta el Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef), que serían los reales.

Al cierre de esta columna, el Ministerio de Salud había reportado 116 fallecidos el viernes, 90 el jueves y 91 el miércoles. La semana anterior estuvimos con entre 60 y 70 muertos todos los días, esto en un contexto en que las camas UCI son cada día más escasas. Basta ver los llamados que se hacen en las redes sociales, en que mucha gente implora por ayuda para sus seres queridos. No se trata de ser pesimista, sino de mostrar lo que viene pasando en el país.

En los distintos puntos del país, las ediciones regionales de Correo reportan el drama que se vive especialmente en la costa norte, donde la cosa está desbordada. No sólo faltan camas UCI, sino también médicos y enfermeras, que a su vez son víctimas de agotamiento físico y emocional tras diez meses de arduo y heroico trabajo, tal como lo informamos ayer en nuestra edición de Lima. Un caso aparte son los profesionales de la salud que no reciben su pago a tiempo.

Mientras tanto, muchos peruanos siguen mostrando actitudes irresponsables y hasta suicidas. Lo vemos en las reuniones, playas y “fiestas COVID”. No todo debe ser pedir vacunas y exigir al Estado que haga su trabajo. También hay mucho que hacer desde la conducta personal. En Chiclayo, por ejemplo, una de las zonas más críticas, en las últimas horas han intervenido una tremenda juerga con mariachis en el Mercado Modelo. ¿Luego esta gente va a ir a reclamar una cama UCI?

Si al inicio de la pandemia llegamos a ser uno de los países con más muertos por cada cien mil habitantes pese a las rígidas medidas adoptadas en marzo pasado, lo que vemos por estos días nos indica que el panorama en el corto y mediano plazo podría ser igual o peor. No vamos bien. La esperanza es la vacuna que según los anuncios del gobierno del presidente Francisco Sagasti, comenzará a llegar este mes. Esperemos que así sea.