“Profesor, siendo varón me atraen sexualmente otros varones. ¿Es eso normal?” ó “Profesora, sé que nací hombre, pero desde pequeño siento que mi identidad es femenina. ¿Cabe cambiarme de sexo?”… “Profesor ¿cómo es que Fulana tiene dos mamás y no tiene papá?”… “¿Tener relaciones sexuales duele? ¿A partir de qué edad se pueden usar anticonceptivos? ¿La masturbación hace daño? ¿A qué edad se puede empezar a usar la píldora anticonceptiva?”
A los congresistas que aprobaron el proyecto ley 904/2021-CR les asusta que los alumnos pregunten estas cosas y que en los colegios se pueda conversar educadamente sobre ello, con una vocación inclusiva y profundo respeto a las diferencias. Prefieren una educación sexual basada en el silencio que resulta de la censura a los textos y materiales aún si para la comunidad científica son los pertinentes para la educación sexual integral sin discriminaciones.
Para ello, de un plumazo han desplazado al Minedu como órgano rector de la educación peruana y a los profesores como profesionales de la educación, a la par que convierten a las APAFAS en calderos de desavenencias.
Al obligar a los profesores a someterse a la voluntad de los padres y esquivar las cuestiones puntillosas para no estar en falta, transmitirán a los alumnos el mensaje de que “las cosas importantes para ustedes no tienen cabida para ser conversadas en el colegio”. Por extensión, todos los otros temas difíciles (drogas, suicidio, delitos, abortos, etc.) tampoco tienen cabida para ser hablados en el colegio. Con ello dejan indefensos a los alumnos frente a temas críticos que los agobian.