Mañana despedimos en 2025, un año de turbulencia política extrema que llevó a la vacancia de la presidenta Dina Boluarte y a que sea relevada por el titular del Congreso, José Jerí, quien llevará las riendas del país hasta julio del 2026, tal como lo dispone la Constitución, la cual, pese a todo, ha sido respetada.

Y eso es lo que queremos destacar en este penúltimo editorial del 2025: el hecho que todos los cambios producidos en medio de la tormenta, los escándalos y los arrebatos de la izquierda radical y golpista, se hayan dado dentro de los cauces que dispone la Carta Magna, lo cual, en medio de todo lo malo, es un hecho positivo.

Los mandatos de la Constitución se han impuesto frente a las marchas violentas, los pronunciamientos al margen de la ley, y los pedidos de que terceros asuman la Presidencia de la República pese a no estar en la línea de sucesión ni contar con respaldo de un acuerdo político en el Congreso.

Es algo digno de rescatar, y un motivo para empezar con algo de entusiasmo el 2026, año en que habrá elecciones generales y los ciudadanos tendremos la posibilidad de enmendar rumbos y optar por las mejores alternativas. En el gran beneficio de vivir en democracia y libertad, y no bajo las botas de una eterna tiranía.