La Cámara de Comercio Peruano-Chilena en Lima ofreció recientemente un desayuno empresarial bajo el lema “Nuevos desafíos del retail en la dinámica regional”. Las palabras de apertura las dieron los ministros de Producción y Comercio Exterior, además del anfitrión. Posteriormente, se ofreció un panel en formato “conversación” con la participación de 4 altos ejecutivos de grandes empresas internacionales como Cencosud, Mercado Libre, Falabella y AXO Sudamérica.
Henry Ford, empresario y emprendedor estadounidense, señalaba sabiamente en el siglo XIX que un negocio que no hace nada, excepto dinero, es un negocio “pobre”. Por ello, resulta esencial rescatar las importantes exposiciones y reflexiones compartidas por estos representantes de empresas “ricas”, resaltando dos temas que me parecieron relevantes: el primero, “la humildad”; la importancia de centrar la atención de los lideres en las experiencias y percepción de sus clientes y para ello, resulta esencial el ejercicio de ponerse alguna vez en sus zapatos y experimenten en carne propia todos aquellos procesos establecidos institucionalmente a fin de verificar cuales causan algún “dolor” y puedan ser remediados.
Lo segundo fue el poder reflexionar sobre cómo integrar dentro de la “cadena de valor” a las pequeñas empresas (que en nuestro país representan más del 99,4% del tejido empresarial nacional) y lograr revertir esa imagen de eventual abuso de posición (reiterada en algunas grandes empresas), que so pretexto de ayudar a los emprendedores más pequeños, terminan financiando -a costa de estos- sus propias operaciones, e incluso generando un abusivo circuito de pago de facturas hasta 90 días después de producida la venta de sus artículos (que no se puede justificar ni con el “factoring”)
Sin duda, algunas empresas responsables socialmente (como Cencosud) han establecido un sistema de “pronto pago” para las mypes, pero ello no ocurre aún en todas, lamentablemente. Otro problema, resulta ser la eventual rigidez y burocracia privada (¡sí, también la hay!) que fija como requisito de acceso al registro de proveedores, por ejemplo, solo a aquellas pymes que tengan determinado volumen de ventas anuales o determinada cantidad de años de experiencia, limitando de un plumazo el acceso de aquellas que son nuevas o no han logrado aún ese nivel.