Mientras distintos países del mundo condenan la consumación de un nuevo y escandaloso fraude electoral, Nicolas Maduro y sus circunstancias irrumpen en un tercer y trucho mandato presidencial, consolidando la destrucción de la economía, la democracia y la institucionalidad de Venezuela, y empujando al 51,9% de sus ciudadanos a la pobreza multidimensional, de acuerdo con la encuesta de condiciones de vida (ENCOVI), sumándole a estos males una inflación mayor al 189%, según el Banco Central.  Mientras los venezolanos observan con estupor este nuevo atropello a la democracia y a su propia libertad, el prontuariado político peruano Vladimir Cerrón, admirador ferviente e incansable de Cuba, de las dictaduras y del comunismo desfasado y obsoleto en el mundo entero, junto a sus disciplinados partidarios de  Peru Libre, saluda alegremente la “juramentación” del dictador Maduro y de su “Revolución para la pobreza”. Cerrón, amante de Cuba, es incapaz de reconocer que el 90% de la poblacion de esa isla vive en extrema pobreza de acuerdo a cifras del propio Observatorio Cubano de Derechos Humanos; que siete de cada 10 han dejado de desayunar, almorzar o cenar debido a la falta de dinero o a la escasez en la que sobreviven. Contra viento y marea, Cerrón saluda a su camarada Maduro en esta nueva imposición de las armas, la violencia, la corrupción y el narcotrafico por sobre la voluntad popular, la libertad de conciencia y la libre eleccion de millones de ciudadanos venezolanos.

Decia Sun Tzu en “El arte de la guerra” que aquel cuyo ejercito comparta un solo objetivo, sera victorioso. Por ello, ante esta arremetida inconstitucional que cuenta con la colusion de las fuerzas armadas venezolanas, del dinero sucio y la corrupcion, se impondrá muy pronto la libertad encarnada en una mujer que ha nacido y ha llegado para liberarlos -con inusitada valentia y coraje- de ese yugo impopular: María Corina Machado. Que nos quede bien clara la lección: identificar con ojos bien abiertos cuáles son los movimientos políticos y los sátrapas a los que tenemos que cerrarles el paso y “extirparlos” del tablero, antes de que se cuelen en nuestras vidas y en nuestra paz.

TAGS RELACIONADOS