Imposible descifrar la lógica de este gobierno precario que en lugar de concentrarse en atacar los serios problemas que afectan al país en medio de una brutal pandemia que ha barrido con 200 mil vidas y con la economía de millones de peruanos, insista en impulsar una asamblea constituyente que no hace más que generar incertidumbre y ahuyentar las inversiones que generan trabajo, ingresos y bienestar.
Este es pues, el gran problema de un régimen que impone la ideología antes que las necesidades de la realidad que tiene ante sus ojos. Para el gobierno de Pedro Castillo tienen más validez los viejos, caducos y fracasados manuales del marxismo leninismo, que el drama de los peruanos en pobreza, los que son asaltados, no tienen un adecuado sistema de salud pública y en unos meses más verán a sus hijos volver a colegios paupérrimos con docentes que no pasan ni las evaluaciones más elementales.
Lo que nadie le ha dicho al profesor Castillo es que si insiste con su asamblea constituyente sin pasar por el Congreso, y en hacerla solo a través de la recolección de firmas como la que promueve el congresista Guillermo Bermejo y otros, se estaría poniendo al margen de la legalidad, y que si eso ocurriese se estaría convirtiendo en un mandatario ilegítimo.
El Perú no merece estar en manos de irresponsables que siguen soñando con recetas fracasadas amparadas en constituciones a medida, que solo traen más pobreza y atraso, atropellos y falta de libertades.