En muchos ámbitos académicos, tantos nacionales e internacionales, hay opiniones a favor y en contra del megapuerto de Chancay, inaugurado por los presidentes de China y Perú.
Partidos de ideología radical protestan. Manifiestan que Chancay es un enclave extranjero, donde el Perú perdería su autoridad y control con el propósito de China de posesionarse del control de América del sur.
Varios investigadores extranjeros han expresado su preocupaciones sobre Chancay por la creciente dependencia de Perú hacia China en sectores estratégicos que podría reducir la capacidad del país para resistir la influencia del gigante asiático en nuestro territorio. También advierten que esta situación obligaría al Perú a permitir operaciones militares chinas en el puerto, lo que afectaría la soberanía y elevaría las tensiones.
En términos geoestratégicos, América del Sur ha experimentado cambios. La influencia de China y Rusia, junto con la disminución del poder de Estados Unidos, ha llevado a una reconfiguración de las alianzas y estrategias políticas. La integración económica regional han cobrado importancia. Iniciativas como el Mercosur y la APEC buscan fortalecer las relaciones entre los países de la región, para promover la integración regional y la cooperación.
Chancay tendría un impacto significativo en la economía de la región. Este puerto se convertirá en uno de los más grandes de la región, permitiendo una mayor conectividad y eficiencia en el comercio marítimo, lo que beneficiará al Perú y los países limítrofes al facilitar el tranporte y reduciendo los costos de este.