Ver a un fiscal como José Domingo Pérez pidiendo en audiencia pública al Poder Judicial que no acate el mandato del Tribunal Constitucional (TC) que suspende la investigación y el proceso del llamado “caso Cócteles”, es quizá la muestra más patética de lo mal que van las cosas en el politizado e ineficiente Ministerio Público, el cual requiere una reforma integral.
Dónde se han visto este tipo de actitudes que más bien deberían implicar una sanción de parte de los órganos de control, pues dicho pedido casi significa un llamado a no acatar un mandato de la Constitución, guste o no, lo cual está reñido con la función del Ministerio Público y sus representantes.
No hay duda que Pérez, al igual que su jefe Rafael Vela, se creen aún muy poderosos, tanto así que se atreven a desafiar a su superior jerárquico, que es el fiscal interino de la Nación, Tomás Gálvez.
El país, donde hay tanto delito por combatir, no puede tener fiscales que hacen llamado a desacatar al TC simplemente porque sus sentencias no les gustan o cuestionan su deficiente y politizado trabajo, o les impiden “trascender en la historia”.
Ya estuvo bueno con el fiscal Pérez. Si no le gusta lo que pasa hoy en el Ministerio Público ni lo que dispone el TC, que mejor se aleje de la institución como lo quiso hacer al postular al Poder Judicial, a donde no pudo entrar por desaprobar la evaluación.




