El Perú es un país de alta actividad sísmica debido a que se encuentra ubicado frente a una zona de subducción, donde dos grandes placas tectónicas, la placa oceánica de Nazca y la placa continental Sudamericana, convergen a una velocidad relativa de 6 cm cada año, dando lugar a la acumulación y liberación de energía sísmica de manera cíclica, lo que produce grandes terremotos.

En las últimas dos décadas, el uso de los Sistemas de Posicionamiento Global (GNSS o GPS) en diversas zonas de subducción del mundo, ha permitido monitorear y cuantificar con un alto nivel de precisión la deformación de la corteza terrestre inducida por la colisión de placas, antes, durante y después de los terremotos. La información de la velocidad de deformación de la corteza a lo largo del tiempo permite, por ejemplo, identificar las áreas de mayor potencial sísmico y el posible tamaño de los sismos que tendrán lugar en el futuro. De esta manera, al identificar mejor el peligro se puede realizar un mejor análisis de la vulnerabilidad y una mejor estimación del riesgo.

El IGP en los últimos años viene ejecutando proyectos de investigación utilizando instrumentos GNSS de alta precisión para evaluar la deformación de la corteza y el potencial sísmico de la zona de subducción. Estos estudios, a la fecha, han permitido identificar tres zonas en el margen costero, donde se registra un alto índice de acumulación de energía sísmica, donde inevitablemente ocurrirán sismos de gran magnitud. La primera zona abarca el margen costero desde de la localidad de Huarmey, pasando por Lima, hasta el sur de Cañete. La segunda se ubica frente al margen costero de Nasca, y la tercera zona se ubica frente a Moquegua hasta el norte de Chile. En estas zonas, de liberarse toda la energía sísmica actualmente acumulada, se espera que ocurran sismos de magnitud superior a 8.5 para la región central y de 8.0 para las últimas dos.

Finalmente, es importante para el Perú continuar fortaleciendo el sistema de vigilancia del potencial sísmico con instrumentos GNSS de alta precisión, con la finalidad de evaluar y vigilar la evolución del potencial sísmico y complementar los sistemas de alerta temprana en caso de sismos y tsunamis. Esta es una actividad primaria del IGP que contribuye con ciencia para protegernos, con ciencia para avanzar.