Un reportaje televisivo dio a conocer una modalidad de pesca ilegal que ocurre frecuentemente en diferentes zonas del país: el desvío de la anchoveta que es capturada para el consumo humano y que es procesada en pampas ilegales para convertirse en harina de pescado.
En efecto, la flota clasificada como de “menor escala”; comprendida por embarcaciones notoriamente más robustas y equipadas que los típicos botes con motor fuera de borda utilizados por los pescadores artesanales, participa de la cuota de captura de 150 mil toneladas de anchoveta autorizada solo para el consumo humano; sin embargo, esta anchoveta que se pesca dentro de las 5 millas, no llega a la población y es capturada todo el año sin respetar las vedas ni tallas mínimas. Las ONG que se jactan de cuidar los océanos, ni una palabra.
Según el referido reportaje, el punto de partida de la ruta por la que se desplazan los camiones que contienen toneladas de anchoveta fresca, es un desembarcadero artesanal ubicado muy cerca de la Bahía de Paracas; siendo su destino final unos terrenos ubicados a pocos kilómetros, dentro de la Reserva. Un dron registró las imágenes que muestran cómo la anchoveta se extiende sobre el piso para el secado, posteriormente se quema y finalmente se convierte en harina de pescado. Desde la calle, solo se respira el aire de la ilegalidad y las ONG ambientalistas no dicen nada al respecto.
Por último, siguiendo la misma ruta, el reportaje dio cuenta de la existencia de decenas de astilleros ilegales donde, invadiendo la vía pública, se construyen nuevas embarcaciones artesanales y de menor escala a vista y paciencia de todos, a pesar que está prohibida su construcción sin autorización desde hace años. Estamos a tiempo de corregir esta ilegalidad que afecta a los verdaderos pescadores artesanales a lo largo del litoral.