Tenemos 28 partidos inscritos para las elecciones generales del 2026 que se cumplirán si Dina Boluarte logra mantenerse en Palacio. El Perú vive su más profunda crisis de confianza y deslegitimación de la política y de la democracia. La inestabilidad instalada desde el 2016 se mantiene con enorme daño a las inversiones y a la economía. Estamos al borde del estado fallido, aquel que no puede defender el primordial derecho a la vida  permanentemente en riesgo por la criminalidad y la violencia en las calles. A, ello se agrega la forma cómo este gobierno maneja la salud pública, sin sensibilidad ni capacidad. Lo hemos visto en  estos días en las dramáticas imágenes del Hospital Loayza. Se requiere un compromiso total de los políticos para que el Perú salga del declive y el pueblo renueve su confianza legitimadora. El fraccionamiento político no va en este sentido. Demasiados partidos sin líderes idóneos ni doctrina, con muchas ambiciones y escasa responsabilidad. No solo no aprendemos lecciones. Algunos políticos quieren llegar a Palacio como Pedro Castillo cuyo abogado ha anuncia que postulará para a la Presidencia. Una burla que grafica su negación del desastre que presidió, suficientemente disuasivo para no aceptar más incapaces ni corruptos. La cereza del pastel es el retorno de Alberto Fujimori a las grandes ligas,  retorno que configura otra burla, esta vez para quienes estuvimos de acuerdo con su indulto humanitario  por la convicción de que ningún expresidente debe morir en la cárcel por ser agraviante para el pueblo peruano.  Su caso indica que estaríamos  ante una causal aparentemente inexistente del indulto humanitario cuando vemos que el cáncer terminal que fue su fundamento  no le impide  inscribirse oportuna y mediáticamente en el partido de su hija para ser candidato y liderar una campaña de alta exigencia.

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