Según la Real Academia Española, la voz influencer es un anglicismo usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales. En los últimos años, esta palabrita se ha convertido en una de las más usadas para definir a alguien, que al tener miles o millones de seguidores, tiene un estatus que le permite posicionarse por encima del común de los mortales; no importa si sus contenidos son relevantes o no, eso no cuenta en el juego de las vanidades virtuales. Hay quienes apelan a la creatividad, al conocimiento, al trabajo sostenido para alimentar sus cuentan en redes, logrando así un merecido reconocimiento de sus seguidores, para estos influencers solo el aplauso y las felicitaciones. Pero, como en todas las áreas, existen muchos de estos personajes que se mueven en el mundo virtual que se han ganado un espacio apelando a lo elemental, a la nada, solo explotando ese carisma que no basta para mantener la vigencia, pero claro, mientras dura, proyectan una imagen de éxito que lleva a conceptos errados. Los más jóvenes, quizá, podrían pensar que el camino más corto para conseguir los objetivos en la vida, es saltando etapas, procesos y estudios, explotando esa “cultura de la celebridad instantánea” como llaman los especialistas. En los últimos tiempos estamos viendo a este tipo de personajes, que ahora están saltando de la virtualidad a los medios tradicionales sin más mérito que identificar cuál es el contenido más viral para explotarlo, y no se hacen mayor problema así se trate de su vida personal y sus tribulaciones. Definitivamente, vivimos tiempos en los que el “reconocimiento” masivo puede llegar rápido, no necesariamente apelando al talento y el conocimiento, pero ojo, así como llega de un momento a otro, tampoco dura, porque cuando estos influencers menos se imaginan, otro ocupó su lugar apelando a lo novedoso o a un golpe de suerte que lo convirtió en viral. Las redes sociales se han convertido en un medio imprescindible para difundir contenidos y acercar a la gente, pero ante tanta oferta, que cada vez más es más apabullante, se hace hoy imprescindible saber identificar que generadores de contenidos y plataformas sirven realmente para informarse, entretenerse y no para lo contrario. Ese será el principal reto en un futuro marcado por la influencia de las nuevas herramientas de la comunicación.




