El Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA) informaba hace poco que más de 70 países en el mundo postergaron eventos electorales de todo tipo y más de 50 los cumplieron en pandemia. En los próximos 25 meses habrá 9 comicios presidenciales en América Latina. Es importante preservar las democracias la región y su legitimidad pero no ignorar que nuestros países viven extraordinarias presiones de crisis sanitaria y económica. Más aún el Perú malamente colocado a la cabeza de los más afectados en el mundo en ambos planos.
Primera condición es el consenso político sobre calendario y procedimientos electorales. Ya se habla de posponerlos en medio de la pandemia cuyos números, no ceden. Nunca llegamos a la famosa meseta y ahora dentro de una normalidad inexistente se anuncia un rebrote cuando el brote inicial nunca concluyó.
Se teme baja participación electoral y para impedirla todas las precauciones sanitarias serán pocas. Son esenciales los acuerdos políticos amplios aunque nuestro ambiente político no es el mejor para ello. Habilitar diversas modalidades para el sufragio, no aglomerar electores, miembros de mesa, representantes partidarios y observadores en centros de votación a lo largo del día. Asegurar recursos que reduzcan riesgos desde mascarillas hasta más centros de votación y la prolongación de la jornada electoral. Pero todo depende del control de la pandemia. La curva de contagios impacta decisivamente en la participación electoral.
Elecciones convocadas no son elecciones realizadas. A pocos meses podrían postergarse por intereses políticos o de grupos. Vizcarra ya habla de aplazamiento posible y grandes medios de prensa lo repercuten. Demasiados electores evalúan no votar por temor al contagio. Con 50% de ausentismo, los comicios serán nulos. La curva no cede y en el planeta de la incertidumbre nadie puede saber y menos asegurar cuánto cambiará todo y si llegará un electoral 11 de abril 2021. La duda está permitida.