La gestión del presidnete Pedro Castillo hace agua por todos lados. Ha mostrado su ineptitud en todos los sectores. Es un fracaso en temas como el de seguridad ciudadana, salud, agricultura, hidrocarburos y un largo etcétera. En vez de ideas, planes y proyectos solo ha puesto sobre la mesa quejas, balbuceos y victimización. Y eso que no hablamos de los negociados y las claras señales de la corrupción en Palacio de Gobierno. Ante esto último, el jefe de Estado solo responde con inacción y equidistancia, como si con él no fuera la cosa.
El que ha salido con todo contra todos es el presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres. Me hace recordar a los “barrabravas” de los estadios, a esos tipos que aspiran a definir un resultado arengando a los suyos, pero también insultando, agrediendo y hasta mentándole la madre a los rivales. El rencor y odio los ciega y por ello la ecuanimidad queda a miles de kilómetros de su mente.
Por supuesto, con ministros así no se va a enderezar el rumbo del Gobierno. Sin tender puentes hacia el resto y sin pensar todo lo que se dice, habrá pocas condiciones para que los mejores lleguen al gabinete.
El momento exige técnicos y profesionales pragmáticos, que además de proponer cosas en beneficio de los peruanos tengan capacidad y experiencia para concretarlas. Personas que estén alejadas de ese mundo convulsionado que es la política de hoy, de ese ámbito de discusiones encendidas. Distante de esa gente que quiere la plata fácil y es la que le conviene ser en cada momento., de esos que hablan de valores y de la lucha contra la corrupción a cada rato, pero que practican ello muy poco.
La mala noticia es que es casi imposible que esos técnicos lleguen para salvar la situación. Las denuncias e investigaciones por corrupción, lavado de activos, enriquecimiento ilícito, además de la inoperancia de los que gobiernan se elevan por encima y anulan las buenas intenciones de alguien capaz que quiera ayudar a esta gestión.
Al Gobierno solo le queda la ficción para hacernos creer que se solucionarán los problemas actuales del Estado. Hipermotivados por las urgencias de ganar apoyo para quedarse hasta el 2026 hasta mienten. Ya depende de nosotros si permitimos que continúe esta realidad.