Mañana se cumplen cinco años de la declaratoria oficial del inicio de la pandemia de COVID-19 en Perú y de las medidas restrictivas a la movilidad y reunión que adoptó el gobierno de ese entonces. La tarde del domingo 15 de marzo de 2020 nadie imaginaba que al final de esa peste, al menos 220 mil peruanos iban a perder la vida a causa de este mal, sumado a la informalidad, la corrupción y las deficiencias en el sistema de salud que se mantiene hasta nuestros días.

Lamentablemente, el panorama de los días previos a la llegada de la pandemia no han cambiado mucho. Hay duras lecciones que no se han aprendido: Más del 60 por ciento de nuestra economía sigue siendo informal, la corrupción es una de las principales preocupaciones según un reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y las carencias en la salud se traducen en una pesadilla para quienes tienen que ir a un hospital público.

Y bueno, no se podían esperar muchos cambios si al año de iniciada la pandemia, cuando una segunda ola de contagios comenzaba a hacer más estragos que la primera, y ya con una economía por los suelos, la mayoría de peruanos eligió como presidente a un casi iletrado y filonsenderista como Pedro Castillo, quien no era capaz ni de dar una entrevista y carecía de un equipo en condiciones de asumir la inmensa responsabilidad de reconstruir un país. Para muestra un botón: Guido “Puka” Bellido fue nombrado premier en julio de 2021.

Hoy con Dina Bolaurte en el poder por sucesión constitucional tras el golpe de Estado de Castillo, se ha puesto la salud pública en manos de un ministro como César Vásquez y sus amigos, que son la cuota de César Acuña y su partido en el gobierno del que es aliado. Son las consecuencias de haber votado por un partido y por gente que sin duda alguna, carecía de la capacidad necesaria como para trabajar eficientemente y con honestidad por recuperar un país devastado.

La pandemia iniciada hace cinco años, una tragedia en cuanto a devastación solo comparable con la Guerra del Pacífico, debió servir para corregir muchas cosas en el Perú, especialmente en lo relacionado a la salud, teniendo en cuenta que estamos en un país muy expuesto a nuevas emergencias como un brutal terremoto. Sin embargo, lamentablemente, estoy seguro que si nos cayera otra situación similar, nos encontraríamos en el mismo desconcierto y la misma falta de recursos de todo tipo para salir airosos.

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