Hoy es un día crucial para el Congreso de la República. Esta mañana se elegirá la Mesa Directiva para el periodo 2023-2024. Sin embargo, en lugar de ser una oportunidad para las reformas y la mejora, lo que se ve hasta ahora es una pugna de intereses subalternos para conducir el Legislativo. Por supuesto, los parlamentarios se saben poderosos porque son el soporte más preciado del Gobierno de Dina Boluarte.
Las bancadas nunca han estado unidas por argumentos principistas o programáticos, han sido simplemente un conglomerado de varios grupos que hacen de los arreglos bajo la mesa, repartijas y componendas el motivo de su existencia. Hoy no es la excepción. El peligro es que esta coyuntura deje resquicios para que lleguen al poder quienes quieren destruir la democracia.
Los congresistas deben tener bien en claro que lo más importante es cambiar ese rumbo desquiciado de la institución al que conducen los escándalos y las señales de corrupción. Además hay que restaurar un sistema de valores, el que solo se puede concretar con transparencia. Solo así el Parlamento podrá enfocarse en solucionar los problemas reales del país y tendrá la posibilidad de recuperar la confianza de la ciudadanía en sus representantes.
El Perú necesita una Mesa Directiva del Congreso que genere estabilidad porque lo que se viene es muy complejo.