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El centralismo es un problema que en los últimos años causa mucho daño al país. El control de decisiones que se manejan desde Lima creció, y pese a las buenas intenciones de gobiernos de turno, poco o nada se avanzó para la distribución equilibrada de recursos entre las regiones del territorio nacional, mejor dicho, una descentralización efectiva.

En parte, esta situación negativa se da por la ausencia de autoridades capaces en regiones y que en muchos casos trabajan de manera aislada y sin comulgar intereses comunes con sus vecinos, llegando a verse como enemigos en diversos asuntos antes que ser socios estratégicos en la gestión y consecución de recursos para hacer realidad proyectos de desarrollo.

Esta rivalidad innecesaria se acrecentó en los últimos años, en especial por el control y manejo de cuencas hídricas que cruzan dos o tres regiones, como pasa en el sur entre Puno, Tacna, Moquegua, Arequipa y Cusco.

Es cierto, cada jurisdicción tiene intereses propios de su gente, pero hay otros que requieren de la integración para avanzar, objetivo que se promete pero al momento de hacerla realidad surgen divergencias que se superarían en mesas de diálogo entre sus gobernantes.

Por eso es importante destacar que el último viernes, en Tacna, representantes de cinco regiones del Perú acordaron declarar su intención de conformar la Mancomunidad de la Macro Región Sur, y está en sus gobernadores consolidar esfuerzos para trabajar de manera unida por el desarrollo de sus regiones y así enfrentar el centralismo que no permite avanzar al país.