Entre las teorías de Platón, filósofo griego, la educación tiene una función social claramente determinada. Platón sostenía que el objetivo de la educación es la virtud y la meta de convertirse en un buen ciudadano. La infraestructura educativa es fundamental para el desarrollo, aprendizaje e incluso motivación de los alumnos. Con lo anterior en mente, resulta preocupante que, a diciembre de 2023, la brecha de infraestructura educativa en el Perú sea de S/ 174,603 millones, de acuerdo con el Ministerio de Educación. A nivel nacional, contamos con 55,358 instituciones educativas, de las cuales el 56% requerirían una reconstrucción completa. En el caso particular de Piura, la brecha es de S/ 10,166 millones. Cuenta con 3,322 instituciones educativas, de las cuales el 47.3% estarían en riesgo de colapsar. El presupuesto asignado para el mejoramiento de la infraestructura y equipamiento de escuelas a nivel nacional en 2024, asciende a S/ 1,492 millones, de los cuales, al mes de mayo se ejecutó alrededor de un 31% del total, según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas. Para Piura se tienen asignados S/ 112 millones, de los cuales solo se ha ejecutado un 30% del total. Una herramienta para invertir en el sector, así como en otros sectores, es el mecanismo de Obras por Impuestos (OxI). A junio de este año, el sector educación lidera la ejecución de proyectos de OxI con S/ 2,206 millones, según cifras de ProInversión. Es inadmisible contar con centros educativos en condiciones precarias. Se pone en riesgo el capital humano. Recientemente se expusieron resultados de pruebas PISA sobre pensamiento creativo en jóvenes de 15 años. Un 28% de los alumnos peruanos se situó entre los niveles más bajos. Si no se invierte en educación oportunamente, difícilmente alcanzaremos el desarrollo y bienestar general que anhelamos.

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