​En las últimas horas, la izquierda peruana ha dado dos muestras contundentes de que se quedó en los tiempos jurásicos, cuando sus antecesores defendían a dictadores, criminales y ladrones de talla internacional solo porque eran “compañeros de ruta”; y soñaban con “nacionalizar” empresas privadas para llevarlas al descalabro a punta de corrupción e ineficiencia, y de llenarlas de parásitos con carnet del partido de gobierno que solo iban a las oficinas a calentar asiento, y a gastar agua y luz.

Primero hemos visto a algunos sacando cara por la corrupta Cristina Fernández de Kirchner, condenada por la Corte Suprema de su país a seis años de prisión por un caso documentado con evidencias irrefutables, que solo no pueden ser vistas por aquellos a quienes la ideología y el fanatismo han cegado hasta perder toda noción de la realidad, solo porque la condenada es progre y del grupito de Lula da Silva, Nicolás Maduro. Evo Morales, Gustavo Petro y demás.

Pero nuestros camaradas se quedaron cortos para demostrarnos que siguen anclados en los años 60 y 70, cuando nuestros izquierdistas de grandes barbas eran capaces hasta de defender la “memoria” y el “legado” de un criminal como Stalin, y querían repetir en el Perú la revolución de la Sierra Maestra con Fidel Castro y el “Che” a la cabeza. El jueves mismo, en el Congreso, algunos de los elegidos por el partido de Vladimir Cerrón han presentado un proyecto de ley para “nacionalizar” la empresa Telefónica, hoy Integratel.

Sí, eso ha ocurrido esta semana que acaba, en pleno siglo XXI, cuando ya se ha demostrado hasta el cansancio que las recetas de la izquierda, y en especial esa de la contar con empresas públicas, son un rotundo fracaso. Tienen ante sus ojos lo que pasa con la quebrada Petroperú, que es un agujero negro por donde se va la plata de los peruanos, pero ahí están ellos, insistiendo en volver a los tiempos en que para que te pongan un teléfono fijo debías esperar cinco años, si es que no tenías “vara”.

¿Asi quieren gobernar el Perú, que necesita honestidad, crecimiento e inversión? Si no han sabido refrescarse y adaptarse a los tiempos, mejor quédense en sus casas. Si van a seguir defendiendo corruptos solo porque son de su línea política e ideológica, o si pretenden aplicar las recetas fracasadas del general Juan Velasco, no gasten su tiempo y dinero en campañas. Esto parece ser un portazo en la cara para todos aquellos que creían en el 2026, tras el fiasco de Pedro Castillo, iba a aparecer una “izquierda moderna”. Plancha quemada.

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