Hay que vivir en una realidad paralela o ser muy cruel y carente de empatía como para salir a defender públicamente viajes de vacaciones el extranjero, cuando la jurisdicción que lo eligió como su máxima autoridad para que se haga cargo de sus problemas, vive en una pesadilla por una ola de violencia que se traduce en asesinatos, robos, atentados dinamiteros y hasta la ejecución de 13 personas tras un secuestro.

Eso ha hecho César Acuña, el gobernador regional de La Libertad, quien en lugar de trabajar a tiempo completo y sin descanso por recuperar la paz en su jurisdicción, vive pensando en sus viajes al exterior con el fin de descansar, todo con la aprobación de sus consejeros regionales que también son cómplices de estos indignantes periplos de quien aún sueña con ser presidente del Perú.

Acuña ha cruzado la línea y no merece ser una autoridad pública nunca más, pues ha dejado claro que sus electores son lo último que le interesa.

Si tanto le gusta descansar y disfrutar de sus casas en España y Estados Unidos, las cuales tienen todo derecho a poseer gracias a su innegable éxito empresarial, pues para qué postuló a un cargo público. ¿Por tener una cuota de poder?, ¿para tener un trampolín con miras a las elecciones generales del próximo año?

Los peruanos debemos aprender a querernos y hacernos respetar, y no darle nunca más el respaldo en las urnas a quienes se burlan del dolor de los ciudadanos.

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