La Convención Demócrata logró unificarse en torno a Kamala Harris, la candidata inesperada que es la gran solución a la renuncia de Joe Biden faltando tan poco timpo para la contienda. Su partido se presentó mucho más diverso -étnica e ideológicamente- que en el pasado al incorporar a su ala izquierda y a las nuevas comunidades demográficas aunque no pudo evitar las tensiones de su modernización. El objetivo de ganar a Donald Trump se anuncia eficaz en los éxitos que viene consiguiendo en una campaña difícil. Contra todos los pronósticos  Kamala Harris va demostrando que convence a los indecisos del peligro que representa el republicano.Harris se revela una caja de sorpresas. No solo ella es la diversidad en si misma, agrega indicios progresistas de que está a la izquierda de Biden en cuestiones claves que presenta desideologizadas y asumidas como patrióticas y de  necesidad social, incluida Gaza. En la Concencion dieron una gran señal con la revalorización de los sindicatos abrazando el ethos socialdemócrata como lo recomendó en su ultimo libro Francis Fukuyama. Todos los discursos proyectaron moderación y optimismo. El de Alexandria Ocasio-Cortez, en horario de máxima audiencia, fue uno de los mejores. Mostró  como la izquierda se ha integrado con la frase: «No se puede amar a este país si solo se lucha por los ricos y las grandes empresas».  A lo largo de cuatro días la Convención recuperó el imaginario del patriotismo y el ideal de la libertad, monopolizados por la derecha política, agregando el equilibrio social al apoyar la autonomía reproductiva de las mujeres, el desarrollo sin coacciones ni discriminación de las minorías y sobre todo la conjura de la amenaza a la democracia que supone la negativa de Trump a reconocer los resultados si pierde. Algo que ya no se descarta.

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