Mañana se cumplen 60 días desde que se decretó el estado de emergencia en Lima y Callao y ya el gobierno anunció que prorrogará la medida por 30 días más. Esto hace que nos preguntemos si acaso ¿José Jerí pretende tenernos en emergencia, con nuestros derechos fundamentales limitados, durante lo que resta de su encargatura en la Presidencia de la República?

Una de las definiciones de locura es hacer lo mismo varias veces y esperar un resultado distinto y los estados de emergencia han demostrado que no sirven de nada. A las cifras nos remitimos: en 60 días de la medida, con policías y militares en las calles y derechos restringidos, se han registrado 50 homicidios en ambas jurisdicciones, 42 de ellos por arma de fuego, prácticamente lo mismo que en el período previo a la medida. La violencia no es una abstracción estadística. El Ministerio Público reporta 56 choferes asesinados en lo que va del año en Lima y Callao, en su mayoría por sicarios en moto, y alrededor de 30 mil denuncias por extorsión. ¿Y las que no se denuncian?

Finalmente, la emergencia permanente es la confesión de una impotencia: incapaz de garantizar seguridad con las herramientas ordinarias del Estado de derecho, el Ejecutivo indolente normaliza la excepción y la presenta como éxito mientras que a los ciudadanos nos toca defendernos como podamos.