Ayer por la mañana se entregó al Ministerio Público en ex gerente general de Petroperú Hugo Chávez Arévalo, un personaje que ante sus funcionarios se jactaba de su cercanía con el presidente Pedro Castillo y que debe saber mucho de pago de coimas e irregularidades en la petrolera estatal que además, en gran parte por sus malos manejos, hoy atraviesa una seria crisis.

No olvidemos que hay mucho que aclarar sobre el nombramiento de Chávez Arévalo, en el que tuvo que ver Fermín Silva, el médico de confianza del investigado mandatario. En estas movidas turbias siempre estuvo presente el oscuro Bruno Pacheco, el de los 20 mil dólares en baño, quien fuera uno de los hombres más próximos al mandatario.

El entorno del mandatario está podrido. Vemos lo que sucede con su sobrino y su ministro estrella prófugos, así como el reciente arresto de su jefe de inteligencia y otros más. Por eso, llama la atención que desde el gobierno y su entorno insistan en hacer creer que hay “persecución política”, “racismo” o “clasismo” contra el mandatario, cuando las evidencias de actos de corrupción saltan a la luz.

Queda ver si Chávez Arévalo cuenta lo que sabe, u opta por permanecer callado. Sin duda el hombre sabe bastante sobre cómo han metido la mano en Petroperú para llenarse los bolsillos, a costa de dejar a la empresa casi en la quiebra. Pero claro, acá los “inocentes” siguen creyendo que esto es un problema “político”. Se han estado levantando en peso al país, pero para ellos, todo es “persecución contra el humilde profesor”.