El Congreso de la República tendrá hoy una prueba de fuego. La Subcomisión de Acusaciones Constitucionales evaluará un informe elaborado por la parlamentaria Felícita Tocto, que recomienda acusar a su colega Edgar Alarcón por presunto enriquecimiento ilícito cuando ejercía el cargo de contralor general.

El informe final tiene 150 páginas y registra un presunto desbalance patrimonial de 201 mil 337 soles entre junio del 2016 y 2017. Concluye que Alarcón debe someterse a un antejuicio.

Muchas sombras hay sobre el congresista, quien en los últimos tiempos se ha empeñado en imprimirle a su acción política una supuesta estatura moral para señalar con el dedo a los que cree corruptos.

“Podría concretarse la venganza de quienes se oponen a mi labor fiscalizadora”, respondió Alarcón cuando le preguntaron sobre lo que puede ocurrir hoy en el Legislativo. Más allá de estas naturales reacciones, hay que tener en cuenta que el país necesita a congresistas que se caractericen por su claridad y energía para tomar decisiones. La impasividad y complacencia de quienes tienen que ser garantes de las leyes no pueden tener espacio en estos momentos. Además, el tema de la honestidad no puede ser un elemento secundario.