El Congreso vuelve a demostrar su irresponsabilidad legislativa al abusar de su iniciativa de gasto, avalada por el Tribunal Constitucional. En lo que va del año, el Parlamento ha aprobado 229 leyes que comprometen más de 35 mil millones de soles, una cifra que amenaza con perforar la caja fiscal y desestabilizar la economía nacional.

El Consejo Fiscal ha advertido con razón que esta conducta tendrá consecuencias negativas para el país. En lugar de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas, el Congreso privilegia el cálculo político por encima del criterio técnico. Es evidente que muchos parlamentarios, con la mira puesta en la reelección, impulsan leyes populistas y medidas de gasto sin sustento, buscando solo ganarse el aplauso fácil de los electores.

Este comportamiento no solo compromete la gestión fiscal, sino que pone en riesgo la mayor fortaleza del Perú: su estabilidad macroeconómica. Detrás de cada medida populista hay un costo oculto que tarde o temprano pagará la ciudadanía, ya sea con mayores impuestos, inflación o menor inversión.

El Congreso debe entender que la demagogia económica tiene límites. Destruir en meses lo que tomó décadas construir sería un acto de torpeza histórica. Si el Parlamento no rectifica su rumbo, terminará convirtiéndose en el principal enemigo de la estabilidad y del bienestar de todos los peruanos.