La presidenta Dina Boluarte aún no se da cuenta de que el Congreso está llevando al extremo el pulso de los manifestantes con la finalidad de romper el orden democrático y expulsarla del cargo que heredó del malsano Pedro Castillo. Y una muestra es no aceptar el adelanto de elecciones para este año.

Para conseguir su objetivo, en el Parlamento se han fusionado los pragmáticos de Renovación Popular y Avanza País con los irracionales de Perú Libre y la izquierda terca. Estos legisladores camuflan sus verdaderos intereses con el respeto a la democracia y la asamblea constituyente.

Es cierto, los parlamentarios no quieren dejar la miel del poder, aunque digan lo contrario frente a las cámaras. Y es que a estos grupos tampoco les conviene las elecciones generales porque no tienen un barco que los lleve al triunfo, con lo que desaparecerían en los próximos cinco años.

Si la izquierda sabe que la asamblea constituyente nunca logrará un consenso en el Congreso porque no cuenta con los votos suficientes, entonces ¿por qué insiste con la cantaleta?, ¿por qué no espera una nueva elección con su candidato?, ¿acaso sabe que no logrará pasar la valla?

El congresista Montoya es tal vez el más ingenuo de los marinos: dice lo que piensa. Es del rebaño de la derecha extrema, la que no quiere dejar el cargo porque considera que más de 50 muertos no pueden doblegar a 130 parlamentarios. Así piensan todos los que votaron contra los comicios de 2023.