Los momentos de tensión política se asemejan a los gráficos de un electrocardiograma, con líneas ascendentes y descendentes, dibujando altas cumbres por alcanzar para luego descender. Un ciclo natural que refleja las relaciones entre gobierno y oposición política. Así como una continua y agitada producción de picos provocaría un infarto, mantener una línea recta equivale a la falta de signos vitales, es decir, la muerte. Por eso, las relaciones con signos de normalidad entre ambas partes suelen ser lentas y espaciadas.
El modelo de gobierno italiano se caracteriza por un estilo de confrontación intenso que culmina en sucesivos cambios de ministros, pero sin producir riesgos en los indicadores económicos. En España, los primeros ministros establecen pactos de investidura y gobernabilidad con una diversidad de partidos a cambio de atender sus intereses. Las reformas electorales en Francia evitaron nuevas fórmulas de cohabitación, dejando atrás su última experiencia con el binomio Chirac-Jospin en 1997.
En la actualidad local, se observan comportamientos inusuales fuera del Congreso. La oposición más crítica proviene de activistas, algunos medios de comunicación parcializados y funcionarios que actúan como operadores políticos, todos con una agenda coordinada ante la falta de representación parlamentaria. El sistema democrático tradicional, organizado bajo principios y reglas constitucionales que promueven el pluralismo y la alternancia, no ha logrado arraigarse debido a la falta de verdaderos partidos políticos que sepan actuar como gobierno y oposición. Estos son los nuevos desafíos de una realidad política cambiante para alcanzar la estabilidad y gobernabilidad; mientras tanto, la “nueva oposición” seguirá estimulando la tensión política.