Ya pasó la fecha límite para que los que quieran postularse a las elecciones generales estén afiliados a un partido político. En octubre ocurrirá lo mismo para miles de peruanos que busquen postular para representar a sus vecinos en las elecciones municipales y regionales. Estoy seguro de que en el próximo “menú electoral” del 2026 habrá de todo, desde quienes no han terminado ni secundaria hasta quienes tengan doctorado. Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿Estos candidatos están formados en política?
No cualquiera puede operar a un paciente porque pondría en riesgo a una persona. No cualquiera puede manejar un avión porque arriesgaría la vida de cientos de pasajeros. ¿Pero cualquiera puede ser elegido presidente o alcalde y decidir sobre la vida y el futuro de millones de peruanos? En nuestro país los políticos de verdad son muy pocos. Aquellos que no solo postulan en campañas electorales, sino que también se estudian académicamente las ciencias políticas, la teoría política, las ideologías y las políticas públicas. Para los antiguos griegos la política era un arte que había que practicar y estudiar. Se practicaba en la constante participación en los debates y decisiones públicas, y se estudiaba en el análisis de la filosofía, la política, la estética y la historia.
Faltan dos años para el 2026, exijamos a quienes quieran postular un mínimo de preparación. Exijamos que se profesionalice la política desde el conocimiento y las ideas. Que los futuros presidentes, senadores o alcaldes no lleguen “a aprender al cargo” o peor aún lleguen “sin ideas ni rumbo”. Solo así veremos la diferencia entre los políticos y los aventureros que quieren probar suerte.