George Orwell en su obra la “Rebelión en la granja”, esboza una sátira de la revolución rusa, parodiando lo que significa la tiranía y los excesos que puede generar el poder. La obra, escrita hace 79 años, goza de un realismo inédito y parece recoger en sus páginas lo que ocurriría incluso hacia el futuro, en pleno siglo XXI, en las tiranías y dictaduras que suelen entronarse en el poder a través de pseudo “revoluciones”. “No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura” decía el mismo autor. En este escenario, observamos lo que ocurre hoy en Venezuela: Hugo Chávez, militar y político, fue presidente durante 14 años y dejó el cargo únicamente debido a su muerte. Nicolas Maduro, chofer de autobús, le hizo inmediata posta, repitió el libreto y lleva 11 años en el poder (y no quiere irse…). Ambos personajes, nacieron arropados de socialismo del siglo XXI, de populismo de izquierda y de un discurso anticapitalista (excepto cuando se trata de disfrutar de las bonanzas y los bienes que ésta les procura). A este par de dictadores sudamericanos los inspiraron Marx, Lenin, Fidel Castro y otros sátrapas de la historia. Sus formas de gobierno se ejercen de manera autoritaria, vertical, sin espacio para la democracia y el ejercicio del disenso político. El talante de estos “hipos” de la historia latinoamericana se caracteriza por ejercer el abuso del poder y la suspensión de las elementales garantías constituciones de quienes osen contradecirlos o enfrentarlos (sus “enemigos”); dominan las fuerzas armadas y las instituciones públicas de toda índole, ejerciendo la violencia y la represión a través de encarcelamiento y tortura abusiva de sus opositores. Sus prácticas, incluyen denuncias fiscales direccionadas, arrestos arbitrarios de disidentes, torturas en prisión, ataques a familias de activistas y una serie de prácticas oscuras que buscan dominar y controlar a la población que decida sublevarse y mantenerla asustada y dominada. Estos extremistas se alimentan del miedo y se fortalecen con el abuso y el silencio, coincidiendo en su afán de no dejar, jamás, el poder. La pregunta es: el mundo moderno dejará pasar estos abusos y los dejará existir sin más?