Hoy, la Organización de las Naciones Unidas lo dedica al Día Mundial contra la Trata, que fuera adoptado por la Resolución A/RES/68/192 de 2013. La trata es la esclavitud del siglo XXI. La película “Búsqueda Implacable” protagonizada por Liam Neeson (Bryan Mills), presenta el secuestro de su hija Kim (Maggie Grace) en París por una organización criminal albanokosovar.

Aun cuando se trate de una película de ficción y cargada de mucha acción, en realidad no hace otra cosa que llevar al cine una realidad inocultable: la existencia de la trata de blancas, como se llamaba en los años setenta u ochenta al comercio de personas con diversos fines.

En el mundo, las mujeres representan el 49% y las niñas el 23% del conjunto de seres humanos que son sometidas a la trata. Junto a estos porcentajes de impacto, está la explotación sexual que llega hasta el 59%, seguida del trabajo forzado que representa el 34%, según da cuenta la propia ONU. Se trata de un delito grave que al mismo tiempo constituye una violación de los derechos humanos.

Muchas personas suelen caer en las redes de traficantes dentro y fuera de sus países. Ante ello, la responsabilidad de mitigar y combatir este drama social mundial la tiene la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que se constituye en garante de la Convención contra el Crimen Organizado Transnacional y sus Protocolos derivados, llevando adelante una tarea de asistencia a los Estados en la aplicación del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata.

Sin duda, estamos frente a uno de los delitos mejor estructurados por las bandas internacionales que logran captar a las referidas personas vulnerables para someterlas por medio de la amenaza o la fuerza a actividades de explotación, en su mayoría, de casos de explotación sexual, aunque también son secuestradas para someterlas a la servidumbre o la extracción de órganos. Una vil realidad que los Estados y la comunidad internacional deben seguir combatiendo.