Las marchas y contramarchas son una característica de este Gobierno. Esta práctica de cambiar los escenarios entre gallos y medianoche, como lo ocurrido ayer al dejar al relevar al coronel PNP Harvey Colchado de la jefatura de la División de Búsqueda de Personas  de la Digimin y luego rectificar ello, no solo demuestra improvisación, sino también una desesperación para disimular el ejercicio abusivo de su poder. Es como decir: “Estamos nerviosos y necesitamos disfrazar los hechos que nos pueden traer grandes problemas”.

Todo indica que la presión de algunas instituciones y la opinión pública hicieron dar marcha atrás al Gobierno ya que retirar de su cargo a Colchado iba a ser una nueva ocasión para darnos cuenta que el presidente Pedro Castillo y sus ministros obstaculizan la justicia, pese a sus promesas de colaborar con las investigaciones de la Fiscalía y respetar el estado de Derecho.

Está claro que el trabajo del coronel de la PNP resulta incómodo para el Gobierno. Se le acusa de abuso de poder cuando simplemente hizo cumplir el dictamen de un juez. Por eso lo quieren bloquear como sea. Ya para nadie es un secreto que las sombras de corrupción rodean a Castillo. Por eso creemos que su mayor preocupación es sacarse de encima a los que investigan las irregularidades de su gestión. Parece que el objetivo es no tener control hasta el fin de su mandato, sin importarle en qué condiciones llega.