Es una alegría saber que la escritora Carmen Ollé Nava ha ganado el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, entregado por la Universidad de Talca de Chile, convirtiéndose en la segunda poeta peruana en recibirlo, después de Antonio Cisneros (2004). Este galardón, además, reconoció a Mariana Enríquez el año pasado y, en sus anteriores ediciones, a Javier Marías, Ricardo Piglia, Isabel Allende, José Emilio Pacheco, Pedro Lemebel, Raúl Zurita, Samanta Schweblin, Mario Bellatin, Sergio Ramírez, entre otros. De esta manera, la autora se suma a una lista de creadores y creadoras excepcionales, por su “importante obra narrativa que interpela los límites entre géneros y se aventura en propuestas híbridas que dialogan con el policial, el teatro japonés y las escrituras del yo”. Integrante del Movimiento Hora Zero y de la Generación del 70, Carmen Ollé publicó “Noches de adrenalina” en 1981, uno de los poemarios más representativos en su momento y que todavía se sigue leyendo por la potencia del lenguaje y su exploración de temas como la libertad, el cuerpo, la sexualidad, los vínculos, la muerte; lo dice el primer verso: “Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque / cardíaco o la vaciado uterino”. Los poemas toman la forma de la carne, desde lo más mundano hasta lo reflexivo. La propuesta del poemario es tomarlo todo, enfrentar la pulsión de la muerte con el placer y con las ideas, lo individual con lo colectivo y sus urgencias, la mujer y el lugar estereotipado que le daba la época (y que todavía se mantiene), el sufrimiento con el deseo, la edad y la vida y el futuro con el cuerpo (mutilado, sufriente, gozoso) y mirar lo que, en el papel, mucha poesía quiso esconder bajo el virtuosismo de la palabra. Es un libro intenso, su lectura incomoda, por supuesto, pero de la mejor manera: hay una exploración sostenida en un trabajo literario de alto vuelo. Y hay mucho humor, una mirada sarcástica que equilibra el caudal de sensaciones. ¿Por qué no reírnos de que recuperar un diente caído nos puede costar un ojo de la cara? Las pérdidas del cuerpo, a partir de los 30 años, nos recuerdan la fragilidad de la vida y a veces solo nos queda la carcajada. Celebremos el reconocimiento internacional a Carmen Ollé con la relectura y la recomendación de su obra, porque, además de la condecoración entregada, no hay mejor premio que pueden alcanzar los escritores, sobre todo en el Perú, que ser leídos por más gente.




