Según una reciente encuesta de IPSOS, las principales razones de orgullo de los peruanos son la comida, la cultura, el arte y los recursos naturales (entre los cuales se encuentra el mar y toda su riqueza). Sin embargo, según la misma encuesta, hay un 2% que nada lo hace sentir orgulloso.

Gracias a la abundancia de la anchoveta y su cuidado, nuestro país es el primer productor de harina y aceite de pescado en el mundo. Otro motivo para que los peruanos nos sintamos orgullosos.

Sin embargo, existen voces que insisten en difundir la idea que la industria pesquera ha depredado la anchoveta; argumento que no sostiene ningún análisis toda vez que, según el IMARPE, la biomasa de anchoveta se mantiene saludable en las últimas dos décadas. No me extrañaría que esas voces se identifiquen con el 2% que nada les enorgullece de nuestro país.

Así, entre 1991 y 2008, el promedio de desembarques de anchoveta fue de 6.5 millones TM, mientras que entre el 2009 y 2022 fue de 4.3 millones TM. Ello es consecuencia de la implementación del enfoque precautorio y del buen manejo de la anchoveta, por la entrada en vigencia de la Ley de Cuotas junto con la rigurosa regulación de las autoridades y la auto regulación de la industria.

En efecto, la regulación eficiente y el compromiso de la industria, ha marcado un antes y un después en la pesquería de anchoveta, habiendo contribuido notablemente en su sostenibilidad. Ello permite mantener al Perú como una potencia pesquera; razón más que suficiente para sentirnos orgullosos, a pesar de los prejuicios de una minoría. Anchoveta hay y habrá por siempre, mientras la cuidemos y respetemos como lo venimos haciendo. ¡A cuidar el mar y lo que nos ofrece! ¡A sentirnos orgullosos de nuestra pesquería!

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